viernes, febrero 10, 2006

Identity Crisis



IDENTITY CRISIS
Esta miniserie de siete números a cargo de Brad Meltzer y Rags Morales fue el tema principal de conversación de todos los aficionados a DC durante el pasado año. Dada su segura publicación en nuestro país, el siguiente artículo no revelará datos importantes sobre la saga, quedándose en un término medio con el que, los que la hayan leído sabrán de lo que se habla y, los que no, no encontrarán ningún problema en la lectura del artículo.

MUERTE

Un asesinato convulsionara la comunidad súperheroica
DC Comics comenzó la promoción de Identity Crisis mucho antes de que el primer número saliera a la venta. La imagen de la primera portada con la miembros de la Liga en torno a un ataúd despertó a todos los seguidores de la editorial y las apuestas sobre quién sería el fiambre no tardarían en llegar. Se dijo de todo: desde Lois Lane (por la lágrima que suelta Clark) hasta el Detective Marciano (por ser uno de los ausentes en la foto de familia), pasando por muchos más. Al final, cómo no, nadie acertó y de ahí la primera decepción de la serie para muchos lectores. El muerto era un ‘don nadie’. Si el muerto no era importante, ¿para qué tanto bombo y platillo en torno a la serie? ¿Qué va a cambiar la muerte de esa persona en el Universo DC si, en comparación, no es nadie relevante? Vaya de adelanto que esa muerte cambia muchas cosas, muchísimas, y que el tema principal de Identity Crisis no es, ni mucho menos, quién está en el ataúd de la primera portada. Casi es lo de menos.
Si no va a ser relevante, ¿para qué hacerlo? Si tengo la oportunidad de jugar con mis héroes de la infancia, voy a hacer todo lo posible para que valga la pena. Si no, estaría perdiendo el tiempo y, más importante, le haría perder el tiempo al lector. Me tomo en serio a mis lectores y respeto es lo único que tengo para ellos y los personajes. Más claro no puede ser. Así se expresa el artífice de esta historia que, una vez visto su final, es ‘querida por unos’ y ‘odiada por otros’. Brad Meltzer, el escritor detrás de todo esto, es un fan incondicional del Universo DC. Sus novelas están plagadas de referencias a personajes DC y su primera incursión en el medio (Green Arrow: The Archer’s Quest) fue uno de los mejores cómics que la editorial americana ha publicado en los últimos años. Su regreso a las viñetas prometía mucho y, desde luego, no ha decepcionado porque esta historia, para bien o para mal, será recordada. Primera regla a la hora de escribir: escribe sobre aquello que te guste, declara Meltzer. La JLA está ahí porque me encanta. Me ha gustado toda mi vida. Y dentro de la JLA, he escogido a los que más me gustan como protagonistas: Green Arrow, Batman, etc… Aún así algunos se quedaron fuera porque no había forma de meterlos en la historia, como los Challengers of the Unknown (Los retadores de lo desconocido).

Lois y Clark
Mike Carlin, editor actual de la JLA, le ofreció a Meltzer un arco argumental dentro de la serie regular de la Liga pero el autor estaba acabando su última novela y como las fechas de entrega se le echaban encima no tenía tiempo para nada más. Quedaron en que ya hablarían más adelante. Cuando llegó el momento, Meltzer tampoco tenía claro del todo qué podría contar y, en última instancia, si podría contar lo que quisiera. Tenía miedo de la interferencia editorial, algo que, como buen aficionado, ha oído siempre en boca de multitud de autores de cómic. La primera toma de contacto con DC en esta ocasión fue a través de Dan Didio (vicepresidente de la editorial) y el propio Carlin, como explica Meltzer: Me dijeron “¿Puedes hacer una historia en la que muera este personaje?”. Mi respuesta fue: “No se me ocurre ningún motivo para hacerlo”. Dan y Mike me dieron una lista de personajes prescindibles. Es más larga de lo que imaginas. Había dos personajes importantes en el Universo DC pero, para ser sincero, me gustan esos personajes y no quería matarlos. Y, si ahora viene otro guionista y se los carga, seguro que volverán en menos de tres años. Lo último que quería hacer era una historia de esas “mata a alguien y sube las ventas”. La muerte es un argumento muy tentador en los cómics pero la facilidad con la que los personajes resucitan es algo muy peligroso a la hora de hacer esto. Matar a alguien no significa que la historia ya sea buena. No quería esforzarme en algo que fuera arreglado un par de meses después. A pesar de todo esto, lo que me impidió escribir algo en un principio fue no tener un “por qué” para esa muerte. De hecho, llamé a Dan y Mike para decirles “No, gracias”, pero mientras marcaba el número me vino uno de esos momentos de inspiración que no te esperas. Mis ojos se hicieron más grandes y dije: “Lo tengo, lo tengo, lo tengo”. Colgué el teléfono y les llamé una semana después, con los siete números terminados. Identity Crisis había nacido.
Y para ser sincero, prosigue el guionista, poner “Crisis” en el título es una estratagema de DC para vender más. Ésa fue su idea y si les ayuda a vender más copias no me puedo quejar. Lo único que me importaba era la intervención editorial, no quería que trastearan con mi historia. Ahí es donde concentré toda mi energía durante el proceso de creación de la serie. Y eso sí, no voy a ir de mártir, el título encajaba a la perfección. No en vano es una crisis y todo gira en torno a las identidades de los héroes. No es una “crisis” con C mayúscula. No redefine el Hipertiempo ni nada por el estilo. Es un nuevo punto de vista sobre las viejas historias de siempre. Este nuevo punto de vista es uno ya aplicado por autores como Greg Rucka, Ed Brubaker, Brian Michael Bendis y tantos otros que, siguen la línea superheroica pero la desvían a medio camino para dar rienda suelta a un nuevo prototipo de cómic de superhéroes, uno adaptado a los tiempos que corren: más introspectivos, más centrados en la persona y menos en el personaje, más humanos que héroes pero sin olvidar lo que son. Es un enfoque arriesgado que parece haber cuajado bien pero que sigue teniendo a sus detractores. El mundo del cómic ha evolucionado cada varios años y, algunas veces, ha sufrido alteraciones muy importantes, como la empleada por Julius Schwartz en la DC de mediados de los años cincuenta o la de Stan Lee en la Marvel de los sesenta, sin olvidar cambios visuales que afectaron a las historias, como el de Neal Adams en los setenta. Y paramos ahí porque en los ochenta llegaron Frank Miller y Alan Moore, con lo que esto podría extenderse más allá de lo aconsejado. Cada década ha tenido su eje definitorio en un cúmulo de historias que ha definido la época en la que ocurrían y el tipo de narración adecuada para cada público. Los personajes DC son la mejor prueba para ello: el Superman o Batman de los años treinta y cuarenta no se parece en nada al de los cincuenta y estos se diferencian mucho del de los setenta. Eso es algo obvio que nunca está de más recordar porque, en esencia, lo que ocurre con Identity Crisis no deja de ser una actualización de estos iconos que seguirán durante años y años.
Viejas sociedades reunidas
Así pues, Meltzer desarrolla en siete números un entramado que predice lo peor para nuestros héroes favoritos. No sólo en el primer número muere alguien, sino que las muertes siguen produciéndose a lo largo de la colección. Son muertes igual de importantes que la del primer número pero ninguna destaca por encima de las otras: todas tienen un porqué y ése es no es otro que cumplir una función dentro de la historia. Como siempre he dicho, recalca Meltzer, la importancia de Identity Crisis no reside en quién está en el ataúd. La sorpresa y la trama principal no tiene nada que ver con quién muere, eso es lo de menos. Lo importante de verdad es saber por qué y qué ocurre después de dicha muerte. Los personajes que mueren lo hacen porque su pérdida es importante para aquellos que sobreviven. Sólo mato personajes si encuentro un buen motivo para ello. La de Barry Allen (Flash) no fue una buena muerte porque era un santo. Y es un santo porque, como pasa con casi todos los muertos, se habla muy bien de él después de muerto (y eso que fue acusado de asesinato poco antes de morir, ¿os acordáis? NOTA A PIE DE PÁGINA: Nosotros sí. Fue en los Flash #340-350 (diciembre-octubre 1984-1985) En cambio, su muerte fue tan importante por las consecuencias que acarreó en Wally y el resto de gente cercana a él. Wally todavía se define a sí mismo a raíz de aquella muerte. Superman, durante un tiempo, estaba definido por la muerte de Kara. En cuanto eso dejó de ser así, Supergirl volvió de entre los muertos. Al menos así es como yo lo veo. Wally sigue definiéndose gracias a la muerte de Barry y por eso Barry no va a volver de momento. Por eso maté a alguien que iba a ser más importante en muerte que en vida. Mi objetivo era escribir algo importante de verdad. De hecho, como ya he mencionado, podría haber matado a personajes mucho más relevantes del Universo DC pero no tenía un buen motivo para hacerlo, aparte de la posibilidad de engordar mi ego y vender más cómics. No necesito ninguna de esas cosas como escritor. Y como lector (que es lo que soy antes que nada) odio a los escritores que no paran de ‘gritar lobo’, ya me entendéis. Identity Crisis no tiene que ver sólo con la muerte de ese personaje. Es mucho más que eso.

SECRETOS

Un secreto del pasado, volverá la cosas del revés
La primera muerte sólo es una puesta en escena. Cumple su función y desencadena todo un alud de consecuencias en las que está implicada una versión de la Liga de la Justicia y varios villanos. La formación de la Liga es la del satélite, la favorita de Metlzer: Hawkman, Green Arrow, Canario Negro, Zatanna, Atom, Flash (Barry Allen), el Hombre Elástico y Green Lantern (Hal Jordan). La Liga con base en el satélite fue la Liga con la que crecí, confiesa el guionista. La gente olvida las emociones que hacían interesante a cada época. Hoy día todos apuntamos a los Teen Titans como un alarde de la caracterización (y es algo que debemos hacer porque Johns se sale) pero en aquella época la Liga de la Justicia también tenía espacio para el drama. Barry tonteando con Zatanna tras la muerte de Iris… las peleas entre Ollie y Katar… la hija de Tornado Rojo y su lucha por ser considerado humano… Era gente (casi) real. Por eso me quedé enganchado. Para mí, un héroe no es solo alguien que lucha contra el malo de turno: es la persona que lucha en las peleas duras de verdad, aquel que se enfrenta a la realidad de la vida. Poner a la Liga en medio de un dilema moral, por ejemplo. Verles cometer un error y cómo tratan de superarlo… verles ponerse a prueba o cómo tratan de superarse unos a otros… ésa es la medida de un héroe.
Entre los villanos, figuran clásicos como el Dr. Luz, Deathstroke o el Calculador. Este último será recordado por muchos porque apareció en unos complementos de Detective Comics dibujados por Marshall Rogers. Era un villano con una especie de calculadora en el pecho. Ridículo es decir poco. Meltzer le da un lavado de cara y lo convierte en una especie de Oráculo de los villanos: sabe qué pasa dónde y cómo. Está en contacto con muchos de ellos y los mueve a su antojo como marionetas. Todo un descubrimiento. Hace acto de aparición en el primer número, asesorando a una especie de “Punisher” que está a la espera de hacerse con un envío. Los villanos fueron los que me permitieron escribir la historia, declara Meltzer. Deathstroke, Merlyn y los demás iban a estar ahí desde el principio. Los hice míos desde el primer momento y la historia comienza a fluir de verdad cuando aparecen ellos. El fondo de la historia está tanto en los villanos como en los héroes. Me pasé un mes investigando sobre todos los personajes pero la verdad es que no tuve que buscar en ningún sitio, sólo en mi cabeza. Hasta los personajes menos conocidos, como el Monóculo o Deadshot han estado en mi cabeza desde los doce años. Me resultan tan familiares que es triste y todo. He de agradecerle a DC que nunca me obligara a incluir personajes para relanzar sus series regulares ni nada por el estilo. Tuve libertad absoluta para usar a quien quisiera. Gracias a que me dejaron ir a mi aire, esto no se convirtió en un crossover multitudinario, que era lo último que quería mientras se publicara la miniserie. Quería que sólo se tuviera que leer esta colección y nada más para entender la historia. Eso es algo que se ha conseguido sin ninguna duda, a pesar de que muchos que hayan leído la serie estarán en desacuerdo, pero ya llegaremos al asunto más adelante.
Ahora, siguiendo con el discurrir de los primeros números, en el #2 Meltzer ya da signos de que esto es mucho más que una novela de misterio… es algo que va a destapar más de un secreto de la Liga y es algo que no va a gustar a mucha gente… tanto dentro como fuera del Universo DC. Todo lo sucedido se lo explica Ollie (Green Arrow) al Flash actual (Wally West) y es algo que éste no puede creerse. La historia implica al Dr. Luz, una violación y una votación que hizo la Liga del satélite entre sí y de la que nunca han dicho palabra. Un pacto en toda regla. Wally no puede creerse que su tío Barry, el segundo Flash, estuviera implicado en aquello. Y no puede creerlo porque, más allá de lo buena persona que fuera, más allá de que sea aquel que dio su vida heroicamente durante Crisis en tierras infinitas… más allá de todo eso que hizo a Barry ser quien fue dentro del Universo DC, Barry simboliza la Edad de Plata del cómic americano. El segundo Flash es símbolo de luz y esperanza. Él solo revitalizó a todo un género cuando había muerto años atrás. Por eso Wally, ni muchos lectores, son capaces de aceptar esto. La expectación de Meltzer ante la acogida de este número, con un planteamiento tan rompedor, era tremenda. Decir que tenía miedo es decir poco, pero era la historia que quería contar y que debía contarse porque ver a Barry sumergido en esa vorágine en la que algunos miembros de la Liga estaban de acuerdo es una demostración palpable de que los superhéroes han evolucionado hasta la fase actual, dejando atrás unas historias ancladas en otro tiempo y otra época. Si la respuesta era positiva, con que sólo una persona estuviera de acuerdo y siguiera el discurrir de la historia, Meltzer lo habría conseguido: habría conseguido traspasar las fronteras de lo que se supone que han de hacer estos personajes y habría salido airoso a la hora de demostrar que los personajes y el contexto en sí son lo más importante, no mantener una tradición quizá arcaica. Por suerte, Meltzer tuvo su gratificación: Mi mayor sorpresa fue cuando salió a la calle el #2, con la escena de la violación y la votación de la Liga. El primer mensaje de un lector que leí fue: “Yo estoy con Hawkman, ¿quién está conmigo?”. Ahí me di cuenta que habíamos conseguido algo importante. Para la Liga, fue un momento en el que se vio forzada a cuestionarse y evaluar de nuevo todo en lo que habían creído desde el principio. El hecho de que Barry Allen (el Flash Santo) fuera el voto decisivo era de una importancia crucial. El símbolo de la Edad de Plata se vio forzado a decidir y a dar un paso adelante hacia la oscuridad. La mayoría de los lectores entendió esta postura y estuvo de acuerdo con ello, a pesar de que muchos no habrían hecho lo mismo. Esto es la confirmación de la fuerza que tienen estos personajes y reafirma el porqué han durado tanto.
Dr. Luz, una pieza clave en la historia
Aún así, esto no deja de ser un debate polémico en el mundo del cómic y no todo el mundo estuvo tan contento con la decisión, como el crítico Peter Sanderson en su columna semanal “Comics in Context”, desde la que asegura que Identity Crisis destroza por completo todo lo que los superhéroes son en realidad y denigra la labor de Julios Schwartz en la Edad de Plata. Meltzer tiene respuesta para la gente que opine así: Siempre hay una línea muy fina que separa estas dos cosas: querer que todo sea interesante, distinto y dinámico o querer que todo sea igual que cuando tenías trece años. La verdad sea dicha, yo soy el primero que quiere ambas cosas. ¿Por qué sino le di el traje rojo al Hombre Elástico en el primer número? Aún así, creo que lo mejor que cualquier escritor puede hacer es tratar a estos personajes con fidelidad a lo que han sido durante tantos años pero, a la vez, diferentes de como te los encontraste al empezar a escribirlos. Para mí, Batman ha sido fiel a sí mismo durante toda la historia. Y Superman también. Hasta los miembros de la Liga fueron fieles a sí mismo en la escena de la votación. Uno podría debatir esto durante años pero hay que mirar uno a uno a todos estos héroes y darse cuenta de dónde estaba cada uno de ellos en cada momento. Todos ha sido o son nobles, críticos, con autoridad, necesitados de ayuda, deprimidos, con voluntad y heroicos… y yo no creé a ninguno de ellos pero todo eso es lo que han sido durante estos años. Por eso son los mejores superhéroes del mundo. Porque son como nosotros. Ojalá hubiera creado a Ollie o a Zatanna… ella es la miembro más poderosa del grupo pero, por alguna razón, nunca la han explotado del todo. Sólo he mostrado el límite al que llegarían estos héroes. Es curioso porque cuando un justiciero se pone un traje y sale a la calle ya está infringiendo la ley, pero todos lo aceptamos porque creemos que es lo justo y vale la pena. La pregunta que Identity Crisis pone encima de la mesa es “¿De verdad vale la pena?”. Mi objetivo nunca fue cambiar el Universo DC. Éste está, estuvo y estará bien sin mí. Lo único que yo quería hacer era explorar un poco la vida privada de estos personajes. Quería mirar más allá de las máscaras y descubrir el auténtico coste de ser un héroe. Ponerse una capa implica ciertos riesgos que hemos ignorado de un tiempo a esta parte. Ser un héroe tiene consecuencias pero hemos llegado a un punto en el que decimos: “Bueno, esto es lo que hacen los héroes”, ellos y sus peleas y esas historias están muy bien si son lo que quieres contar (creedme, a mí también me gustan esos cómics) pero esta historia simplemente no va de eso. Identity Crisis trata sobre la vida de los héroes.

IDENTIDAD
El mejor detective del mundo en accion
¿Quién decía que Identity Crisis iba sobre un asesinato? Está claro el abanico de tramas y subtramas que abre esta miniserie, como cualquier gran cómic que se precie. Todos estos ‘secretos’ son, en realidad, el tema principal de la serie. La excusa del asesinato (y del resto de asesinatos) sirve para definir la identidad de cada héroe. No en vano el título, Crisis de identidad, es bastante esclarecedor en ese asunto. No hay duda de qué va a tratar, con lo que un simple asesinato no puede, por definición en este caso, ser el tema principal de la colección. Hay que ir más allá y, mientras todos investigan y luchan por descubrir al asesino, sus identidades van cambiando. Meltzer siempre acompaña los textos de apoyo de pequeñas definiciones de cada personaje con pocas palabras. Ejemplos como “Ralph Dibny y Lorainne Reilly, compañeros de trabajo” o “Jonathan, Martha y Clark Kent, padres e hijo” demuestran lo dicho. Estas pequeñas definiciones, simples pero certeras, retratan la identidad de todo personaje que se asome por la miniserie. Y es más, en algunos casos estos textos van cambiando, enfatizando la crisis de identidad del título y la constante evolución a la que los personajes se ven sometidos. La identidad sin duda es lo más importante de cada uno pero también es maleable, aunque no lo parezca. Ésta cambia con los años y se adapta a todo lo vivido previamente. Es algo intrínseco y a la vez predispuesto al cambio ante el mínimo contacto externo.
Meltzer no juega sólo con la identidad de cada personaje consigo mismo, sino se atreve a jugar con la identidad de cada personaje en relación con el Universo DC, de ahí que algunos villanos suban escalones en la escala de peligrosidad después de pasar por esta serie. Un ejemplo era el Calculador y otro más sería Deathstroke después de su pelea contra la Liga de la Justicia en el #3. Sólo tardé ocho segundos en visualizar en mi cabeza la pelea entre Deathstroke y la Liga, admite Meltzer, pero me llevó toda una semana ponerla por escrito. Quería que se viera que era un ataque premeditado, muy pensado y, sobre todo, inteligente. Olvídate de edificios destruidos y coches volando por los aires: quería que el único superpoder visible fuera del cerebro humano. Por descontado esto causó muchas reacciones. Los fans de Flash decían que Flash le habría ganado, otros que Green Lantern debería haberle ganado así de fácil… muchos no aceptaban que la Liga sufriera lo que sufrió en el #3. Y tal vez no deberían haberlo sufrido. Pero esto pasó el peor día de sus vidas, cuando todos estaban preocupados por la muerte de una persona querida y Deathstroke los atacó durante ocho segundos llenos de violencia desatada. Cuando toda la Liga se lanza a por él en un intento final por vencer, nadie usa sus poderes. Habían luchado con la cabeza y han perdido, así que pasaron a luchar con el corazón. Mi escena favorita dentro de la pelea fue la de Atom y el puntero láser. Ahí me dije: “Bien, ahora Deathstroke sí que está pensando”. Si yo fuera un héroe DC, él sería el villano que me daría más miedo: un tipo que usa el 90% de su cerebro. Ha sido infravalorado desde hace años. ¿Por qué sólo ha luchado contra los Titanes en todo este tiempo? De toda la serie, esas páginas eran las que quería ver terminadas cuanto antes. Cuando DC leyó la escena, Dan Didio me llamó y me dijo: “No cambies ni una palabra, no añadas nada de texto… pero te aviso que vamos a expandir este número de veintidós a treinta páginas”. Él, como yo, quería ver a Rags desatado del todo y le dejó lucirse con esa escena. Eso es algo que no hay que olvidar: el gran trabajo de Rags Morales al frente del dibujo, toda una clave en el éxito de una historia que, aunque hubiera contado con el peor dibujante del mundo, se habría contado sola pero que contando con Morales la eleva a una categoría superior, sobre todo si se tiene la oportunidad de admirar sus páginas originales donde demuestra una maestría envidiable.
Volviendo a la historia en sí, a partir del #3 la trama se divide en varios frentes. Tras la pelea contra Deathstroke, el #4 presenta a Superman con algo más de protagonismo y comienza a dejar sitio para Boomerang (otro villano de esos ‘imprescindibles’) y su hijo que, para sorpresa de propios y extraños, tiene supervelocidad. No se sabe quién es la madre, pero Geoff Johns, guionista de Flash, ya se frota las manos ante las posibilidades: Imagina un bumerang lanzado a mach-5, sisea Johns. Más allá de eso, el #4 prepara el camino para los #5 y 6 porque en ellos Batman y Robin son los protagonistas absolutos. Hay que hacer especial hincapié en las páginas finales del #5, donde Meltzer y Morales no se sabe cómo pero lo consiguen. ¿Que qué consiguen? Pues ni más ni menos que lo que muchos autores buscan durante años y pocos encuentran: la unión perfecta entre guión y dibujo. La narración de la escena final de este capítulo pone los pelos de punta de lo bien conseguida que está. Te sumerge en ella y no te suelta. Una vez leída, la vida de Robin cambia para siempre y acarrea consecuencias importantes para el desarrollo del Bat-Universo. Tanto es así que los textos definitorios de identidades que van aparejados a cada personaje cambian cuando hacen referencia a Batman y Robin al principio del número siguiente. La nueva definición de sus identidades no la vamos a desvelar aquí, faltaría más. Es algo que hay que leer. Y no sólo eso, sino que hay que leerla mes ames. Identity Crisis no debe disfrutarse por primera vez en tomo, sino como ración mensual. Su uso del ‘continuará’ es justo como debería ser y la trama y subtramas están predispuestas para disfrutarse poco a poco, manteniendo el suspense y la intriga sobre qué va a pasar con todos estos héroes.
La búsqueda del asesino, una guerra sin cuartel
Y de ahí al número final. El número de la discordia. Ése que ha provocado que mucha gente reniegue de la miniserie después de disfrutar de ella durante seis meses seguidos. Desde el primer número, con la primera baja, hasta el sexto, con todas las demás, Identity Crisis se caracteriza por ser una novela de misterio, un “¿quién es el asesino?” al que juegan autor y lector. El misterio se amplia, las pistas aparecen en cada página y todo el mundo cree saber quién ha sido. Las apuestas en esta ocasión van desde Lex Luthor hasta Darkseid, pasando por Joker o cualquier otro villano. Cualquiera es un sospechoso. Hay un motivo por el que a la gente le encanta hacer historias con Joker o Lex Luthor, así como lo hay para que a los lectores les guste leer historias sobre ellos, declara Meltzer. Estos personajes están muy bien delimitados y sabes a qué debes atenerte, tanto si eres el que escribe la historia como el que la lee. Pero…si todo el mundo hace historias de Joker y Luthor, ¿para qué hacer otra más? Prefiero usar a villanos como el Calculador. Prefiero descubrir a un personaje, actualizarlo si cabe y darle un motivo para que más gente lo use que no utilizar a los mismos de siempre. Y el asesino de turno no es una mente maestra, nadie podría haberlo visto venir. Y, justo por eso mismo, defrauda. Tampoco es nada raro, siempre ocurre. Las historias de misterio no gustan por la resolución del mismo, sino por el misterio en sí. Una vez se descubre al asesino, pierde la gracia. Y si encima no es el que habías pensado, la decepción aumenta. Es algo que ocurre casi siempre con este tipo de historias a menos que decidas ‘no pensar’ directamente ni hacer cuentas sobre quién puede ser el malo. El problema al criticar a Identity Crisis en base a la revelación del asesino es que no se la está criticando justamente. El malo de turno era lo de menos. La historia iba de secretos, de votaciones, de lo que significa ser un héroe, del paso de la Edad de Plata a nuestra Edad Actual, de dejar atrás historias hechas en el contexto de los años sesenta y setenta y comenzar a hacer historias propias del siglo XXI, historias con un enfoque adulto que aún así se aleja del impuesto en los años ochenta porque éste tiene en cuenta a los héroes y sus relaciones entre sí, algo que Identity Crisis ha demostrado mejor que nadie.
En esto nadie puede negar que la colección ha triunfado. Ha dado que hablar, nos ha hecho esperar mes a mes nuestra ración de cómic y ha conseguido que los personajes hayan dado un paso hacia delante, hacia el nuevo siglo, con sus pros y sus contras. ¿Acaso hay alguna historia de misterio y crimen que acabe bien?, pregunta Meltzer. Los héroes serán más infelices al final, más allá del luto que guarden por la persona asesinada. Su vida ha cambiado. A la gente le encanta decir cosas como “¡El universo cambiará para siempre a partir de ahora!”… no aspiro a cambiar el universo pero, si echas un vistazo a mi etapa en Green Arrow, será difícil que veas al personaje de la misma manera que lo veías antes de leerla. Eso es lo que importa. ¿He cambiado a los personajes? ¿He hecho un evento que pueda deshacerse en un instante? Todos sabemos que cualquier muerte puede ser ‘reparada’ en los cómics. Todos lo hemos visto y en los últimos seis meses hemos visto a varios personajes volver de su tumba. Para mí, esa no es la manera de hacer daño a un personaje y cambiarlo. Hay cosas peores que pueden hacerse con ellos y una de ellas implica dejarlos vivos. Y tiene toda la razón del mundo. En cuanto a la identidad del asesino, sí que resulta algo fuera de tono que este personaje ingrese en Arkham cuando no es ni mucho menos parecido a los reclusos de dicha institución. Por lo demás, perfecto. Ése era el asesino y si uno relee la miniserie verá que no hay nada que diga lo contrario. Meltzer sabía desde el principio que ése iba a ser su cabeza de turco pero en realidad no era más que una excusa para contar todo lo que contó desde los números #2 a #6 y parte del #7. en el último capítulo se revela quién lo ha hecho porque tiene que darse a conocer, pero la parte importante de verdad es la que hace referencia a todo lo ocurrido con la Liga de la Justicia.
Dr. Midnite y Mr. Terrific
En este aspecto, muchas críticas han asegurado que la serie deja muchos cabos sueltos y hacen este matiz como algo negativo. En realidad, esos cabos sueltos no son tales. En el #7 se hace referencia a todo y si no salieran más cómics DC nunca más, uno sabe que hay ciertas cosas que quedan cerradas aunque no se digan explícitamente. Pero, cosas del destino, los cómics DC siguen saliendo mes a mes y, lógicamente, la editorial no va a desaprovechar el éxito comercial y, en general, de crítica que ha conseguido esta colección. Va a explotar el filón y a continuar todo lo expuesto en Identity Crisis en el resto de series mensuales, tales como Teen Titans, Flash, Adventures of Superman, Robin y alguna más. A pesar de que DC se aproveche de ello no es nada criticable negativamente en un crossover. Durante los siete meses que ha durado, el resto de colecciones no han tocado el tema (salvo Flash). DC ha jugado limpio y ha dejado que la historia se siguiera sólo en los siete números de Identity Crisis. Una vez concluida, como gran saga DC del año, ésta ha de notarse (NOTA A PIE DE PÁGINA: Aunque para servidor la mejor saga DC del año pasado fue The NEw Frontier, de la que hablaremos en pocos meses). Y si Crisis en tierras infinitas tuvo sus consecuencias en Superman, Wonder Woman y multitud de series más; si Legends provocó la creación de una nueva Liga de la Justicia, entonces Identity Crisis, posando junto a los mejores crossovers de la editorial, causará sus consecuencias en las colecciones actuales. Y el que no quiera seguir dichas tramas más allá de la miniserie principal, puede no hacerlo porque si uno quiere puede interpretar muchas cosas entre líneas, dada la ambigüedad a la que juega el guión.
En palabras del propio Meltzer: Creo que todas las tramas que la serie fue abriendo son tratadas en el último número. La que más se cubre es la que más se critica: la de Batman y su ‘problema’ con la Liga. Esta trama queda cubierta gracias a la frase final que le dice Ollie a Flash: “Bruce sabe lo que quiere saber y él más que nadie sabe que nunca debes infravalorar lo que la gente es capaz de hacer por aquellos a los que ama”. Es una de las frases más importantes de toda la saga, no sólo porque es la que motiva a Batman, sino porque resume de qué va toda la serie. Mírala centrándote en todas las relaciones que abarca Identity Crisis: desde Ralph y Sue hasta Clark, pasando por Green Arrow, la Liga, Boomerang, los Drake, Ray y Jean… algunos dicen que la historia no está cerrada porque no se sabe si Batman sabe consciente o inconscientemente lo que le hicieron pero yo sé mi respuesta y que cada uno piense lo que quiera, lo que su propia lectura de la serie le haga pensar. Desde el principio, Identity Crisis no fue escrita para que desembocara en algo. Fue diseñada para ser una historia que puede leerse por sí misma y estoy orgulloso de ello. La trama de Batman no fue pensada para que terminara en ‘continuará’. Sé que puede leerse de esa forma, pero mi interpretación es que no necesita ninguna secuela para tratar el tema. Para mí, las peores heridas de Batman son aquellas que él mismo se auto-inflige. Con eso lo digo todo. Eso sí, si otros escritores quieren construir sus propias historias a partir de lo ocurrido en esta colección o quieren hacer su propia interpretación será algo que ayudará a seguir construyendo lo que estos cómics siempre han significado: un tapiz de interpretaciones infinito sobre los mismos personajes, momentos e interacciones de siempre. Yo estoy contento por mi parte porque Batman, durante toda mi historia, ha sido fiel a sí mismo. “Bruce sabe lo que quiere saber y, él más que nadie, sabe que nunca debes infravalorar lo que la gente es capaz de hacer por aquellos a los que ama”.

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